Las playas de los mundos infinitos, la sonrisa
de los niños.



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martes, 26 de noviembre de 2013

CELENE FERRONNI I/X

Esa noche la madre había discutido bastante
fuerte con su hija la mediana, todas las discusiones
siempre eran suscitadas por factores ajenos a la vida
misma de ellas; así que estas se habían vuelto tan
irrelevantes como vanas, las palabras subían de tonos
naranjas hasta rojas como las cerezas. Nunca entendían
el por qué pero siempre terminaban calladas, alejándose
físicamente una de la otra sin más remedio que hablarse
al siguiente día, pues las visicitudes de la vida eran
tantas como para dejarse de hablar por más tiempo.
Sin embargo aquella última discusión había terminado por
mermar sus ganas de convivir y las había llevado al
extremo opuesto de una situación insoportable.
Madre a sus 63 años había hecho de su vida una tremenda
aventura, siempre con anécdotas tan inexplicables como
increíbles que ni ella misma se atrevía a contar porque
eran dignas de una chiquilla de 17 años pero que al
parecer a ella le seguían ocurriendo.
María era una mujer bella, bajita y regordeta por
imposición más no por complexión, ya que su madre Cristina
tenía una dieta para su hija lo más variada que ella podía
así que segurito había guaraches, sopes y gorditas, pozole
menudo, y toda clase de garnacha mexicana a la que María
no podía despreciar, pues contaban y confirmaban ciertas
lenguas que el sazón de Doña Cristina era el mejor de todo
Tlapacoyan.
Pues así se sucedían los días en el pueblo hasta el momento
crucial de la discusión, María no daba crédito a lo que
escuchaban sus oídos. Su madre a tal altura de su vida
había logrado embarazarse.........

1 comentario:

la MaLquEridA dijo...

Si Santa Ana se embarazó por qué María no jaja


Beso