La venida del crío era inminente y nadie de sus otros hijos
se había acercado a Doña Cristy para decirle siquiera: -Cómo
la lleva madre?, pero eso a la señora no le pegaba en ganas
mucho menos en ánimo, para ella María era su todo, pues se
había dedicado en cuerpo y alma en cuidar de ella y su
futuro hermano como si de ella misma se tratara.
Sin embargo a María una duda la había estado asaltando día
y noche y su desasosiego había venido a mermar su alegría
pues sentía que si aventaba la pregunta al aire, su madre
podría llevar las consecuencias en su salud y afectar por
consecuencia al bebé que nada de culpa tenía de lo que había
pasado.
Sin embargo esa noche de Abril, no pudo más y sigilosa como
un gato se acercó a los pies de la cama de Doña Cristy y
sacando fuerzas de algún escondido lugar de su ser, le
cuestionó pero no sin antes tomar una resoplada exhalación
para aguantar todo lo que desencadenaría esa triste, cruel
pero necesaria pregunta, solo así el alma de María podría
seguir hasta el final de ese proceso en el que se había
vuelto inmersa durante tanto tiempo y en el cual por voluntad
propia no habría querido meterse. La sucesión de eventos
la habían aventado a ese torbellino en donde ella a fuerza
de voluntad pétrea estaba a punto de salir avante.
La pregunta quedó en el aire por un momento, momento que para María fue eterno y en el cual Doña Cristy, se dió el lujo
de mirarse al espejo y desatar su abundante pero plateada
trenza, peinar su cabello y llevarlo hacia adelante para
checar el largo de éste, siempre pensativa y dubitativa en
responderle a María o no. Para María el silencio se había
vuelto sepulcral, sus pensamientos renegaban y gritaban por
una respuesta. Su madre sólo acertó a decir: "No lo sé".........
continuará
se había acercado a Doña Cristy para decirle siquiera: -Cómo
la lleva madre?, pero eso a la señora no le pegaba en ganas
mucho menos en ánimo, para ella María era su todo, pues se
había dedicado en cuerpo y alma en cuidar de ella y su
futuro hermano como si de ella misma se tratara.
Sin embargo a María una duda la había estado asaltando día
y noche y su desasosiego había venido a mermar su alegría
pues sentía que si aventaba la pregunta al aire, su madre
podría llevar las consecuencias en su salud y afectar por
consecuencia al bebé que nada de culpa tenía de lo que había
pasado.
Sin embargo esa noche de Abril, no pudo más y sigilosa como
un gato se acercó a los pies de la cama de Doña Cristy y
sacando fuerzas de algún escondido lugar de su ser, le
cuestionó pero no sin antes tomar una resoplada exhalación
para aguantar todo lo que desencadenaría esa triste, cruel
pero necesaria pregunta, solo así el alma de María podría
seguir hasta el final de ese proceso en el que se había
vuelto inmersa durante tanto tiempo y en el cual por voluntad
propia no habría querido meterse. La sucesión de eventos
la habían aventado a ese torbellino en donde ella a fuerza
de voluntad pétrea estaba a punto de salir avante.
La pregunta quedó en el aire por un momento, momento que para María fue eterno y en el cual Doña Cristy, se dió el lujo
de mirarse al espejo y desatar su abundante pero plateada
trenza, peinar su cabello y llevarlo hacia adelante para
checar el largo de éste, siempre pensativa y dubitativa en
responderle a María o no. Para María el silencio se había
vuelto sepulcral, sus pensamientos renegaban y gritaban por
una respuesta. Su madre sólo acertó a decir: "No lo sé".........
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