Las playas de los mundos infinitos, la sonrisa
de los niños.



Sé parte de la escafandra!

viernes, 18 de enero de 2013

UN DIA COMO CUALQUIER OTRO....

....Era ese, el calor hacía mella en las frentes de los transeúntes que sigilosos pasaban por el frente de la funeraria, el sol en pocos minutos caería y la noche llamada a salir se apoderaría de todos y cada uno de nosotros. El cuerpo yacía inerte dentro del ataúd, nadie me creería que para mi había sido una buena persona, pero por azares del destino su imagen así como su presencia se habían borrado completamente de mi memoria.
La funeraria se iba llenando poco a poco de tanta gente como había fuera, no porque hubiese sido una mujer popular si no por las fiestas del santo patrono que obligaban a velar al muerto que para su día había pasado a mejor vida.
Todos de negro, todos llorosos, nadie podía creer que hubiese muerto de esa manera; preguntenme cómo que a fin de cuentas no les diré pues mi memoria no quería recordar tan triste suceso, además la sangre podría manchar las pocas  hojas que apenas llevo.
La guera tan elegantemente ataviada, parecía que iría a una fiesta, no por el negro discreto sino por el blanco de sus prendas que combinadas con el dorado y la gorra de estilo capitán de barco mezclado con el blanco puro del chef, hacían una endiablada y burlesca imagen de alguien que realmente quiere llamar más la atención que la propia muerta. Pero la guera era así, llena de extravagancias, todavía recuerdo cuando le arreglé el vestido estilo hippie para los quince años de su sobrina.
La guera lloraba por donde quiera y con quien fuera, ella debía mostrar que realmente estaba triste por la pérdida y para esto se valía de su amiga la botella que guardaba celosamente entre los pechos caídos por su edad pero que amasizaban todavía el envase gordo del aguardiente.
Mi paso por la calle era obligatorio, pero escéptica como he sido siempre preferí huír bajando la cabeza y apresurando el paso, total nadie se daría cuenta pues mi presencia no era realmente importante.
Sin embargo para doña Chila, la de los dulces hermana de Socorro la prieta si lo era, afanosa me llamó lo más fuerte que pudo y no tuve más remedio que saludarle con mi risa torcida de coraje pues no quería ser descubierta.Doña Chila era una mujer que había sufrido mucho y por lo mismo buscaba, según ella, que nadie sufriera lo mismo, así que procuraba estar al pendiente de todo, y eso la hacía la mujer más peligrosa del barrio. Doña Chila por fin fue a mi encuentro me tomó de la mano y me llevó a la mesa de sus dulces, me ofreció uno pero no lo acepté pues mi prisa era mucha, sin embargo me obligó a quedarme y para no sentir la vista de los dolientes me arrellané en una banca que le servía de complemento pues la mercancía en ocasiones era más de lo que ella misma podía cargar. Mi pobre esqueleto se acomodó tratando de no ser vista y cuando en eso estaba, Doña Chila levanta sus manos sobre mi cuerpo y empieza a rezar padre señor mio que para otros lo mismo es incoherencias y sarta de palabras sueltas que no llegaba a hilar mucho menos a tener sentido. Sentí sus manos cerca de mis brazos, senti como los pasaba una y otra vez sin tocarme, solo sintiendo según ella la enfermedad, cuando de súbito paró las manos por debajo de mi cintura y con un grito llamó la atención de todos diciendo: ES CÁNCEEER!
Vaya espectáculo que había dado Doña Chila, todavía lo recuerdo a escasos 7 años de lo sucedido, nadie podría creer que una vieja enclenca como ella fuese capaz de saber todo eso con solo mover sus manos alrededor del cuerpo del "paciente". Qué oportuna había sido la señora, mi calvicie al poco tiempo desapareció trayendo consigo una mata de cabello castaño y lacio, mi cuerpo un poco más embarnecido podía soportar el peso de su igual y por consiguiente mi vida había vuelto a ser normal.
Chabela se fue! NO hubo duda, la guera seguía con sus extravagancias, ningún suceso la cambiaría, ella decidió ser así cuando el esposo a quien tanto amaba murió  dejándola sola y feliz en su demencia. Doña Chila seguía vendiendo sus dulces, alcahueteando gente pero ahora desde su silla de ruedas. Mi salud había vuelto y gracias a ella.
El barrio sigue tranquilo, los transeúntes pasan sigilosos cuando el sol se ha puesto, las fiestas del santo patrono se acercan, ahora será Doña Nati que por ahí Doña Chila cuenta se encuentra grave?
 

2 comentarios:

El Pensador Mexicano dijo...

Podría hacerme tu fan cuando andas en mood literario.


Saludos Enfermos.

julia rubiera dijo...

Infinitas gracias por hacernos confidentes de tus letras. Muchos besinos de esta amiga admiradora que te desea con inmenso cariño feliz domingo.