Mi casa se había convertido en una especie de hotel, ahí podía ver bastantes camas uns encontradas con otras y en cada una de ellas podía checar que había una persona recostada en ella, las personas iban y venían.
Por otro lado la sala aunque estaba repleta de camas, el cuarto; mi cuarto, había solo una cama que al estar pegada a la ventana ofrecÍa una vista de la sala completa siempre y cuando ésta tuviera abierta la puerta de par en par.
Las cosas con mi novio no se habían sucedido muy bien de un tiempo a la fecha y sentía que el alejamiento se hacía más extenso con cada día que pasaba, mi situación emocional no era la mejor en esos momentos así que mi mente al estar tan ocupada pensando en ello no lograba discernir del bello presente que tenia día a día.
Mis amistades se habían reducido en importante número pues mis ocupaciones siempre diferentes unas de otras, lograban que
hiciera amigos de aquí de allá y de acullá. Basta saber que así como llegaban, se iban así que el cuidado que les daba a esas escasa amistades pues era de primera.
Una de ellas, por decir algo de las más actuales era una china de origen Chino, no china de los ojos o del cabello. Pues esta china se había pegado tanto a mi que me sentía confidente con ella y con todo lo que ella representaba, aunque había pequeños momentos de lucidez en donde veía claro y me decía a mi misma que solo estaba conmigo por tener una conexión que la ayudara en su estancia en este bello país.
La china no estaba de acuerdo con todo lo sucedido a mi persona en cuanto a amores se ofrece, así que por lo regular cuando hablábamos acerca de mi "novio", la situación se tornaba lenta y pesada, sin embargo y aunque a ella le caía mal siempre me dejaba expresar todo lo que había en mi pobre corazón dolido por esa lejanía absurda que se presentaba entre el hombre de mis sueños (literal) y yo.
Tanto era mi hablar de él con ella que esa noche abruptamente ella se escurrió por el suelo hasta dar con mi cama, mientras, yo lo observaba a él en el otro cuarto, cómo se iba a la cama metido en su piyama hecha de un material fresco y cómodo, para combatir el calor de hasta 25 o 30 grados por las noches.
El volteaba hacia mi y me hacía caras, caras de travieso y a modo de "buenas noches"; a lo que yo le correspondía con una sonrisa de oreja a oreja ya que a pesar de nuestras desaveniencias, el cariño persistía.
Mi seguridad consistía en eso, ensaberme querida y a la vez tomada en cuenta para esos pequeños detalles.
Angela llegó hacia mi, sigilosa, entre la oscuridad, chistándome a quedar callada mientras ella hablaba. Su´situación no había sido la mejor en el país así que de ella me podía esperar cualquier cosa, menos a lo que estaba a punto de decirme..
Mis fuerzas se fueron cuando por la escuché, hablaba con tanto ahínco y con una enorme sonrisa en la boca que no me hacía dudar de ninguna de las palabras que brotaban de su boca, llegó el momento de la verdad para sí misma, el reconocer sus sentimientos hacia una persona diferente físicamente como culturalmente y estos estaban volcados hacía "MI" novio, hacia él y solo hacia él. Sus palabras sonaban tan convincentes que pronto empecé a sudar y al voltear a verla a los ojos, vi claramente que ella lo miraba sin perderlo de vista. Sus ojos estaban nublados de amor o al menos eso ella decía y por consiguiente le tapé la vista. Jamás me había dado cuenta que tanto le quería o decía quererle hasta ese momento, que vi con desesperación que ella me apartaba para seguir observándolo.
Su petición era clara: me estaba pidiendo permiso para tener un encuentro sexual casual con él. Y yo al escucharla sin chistar me opuse tajantemente; pero ella estaba decidida.
La noche se hacía larga y mi cansancio fue tal que me perdí por completo en un sueño profundo del cual ya no pude salir hasta que los gritos y gemidos entraron claramente a mi oído y mi consiente salió al encuentro para ver con ojos soñolientos pero alertas que a través de la ventana se veían las sombras negras de dos personas y digo de dos personas porque las
piernas de alguien estaban claramente en los hombros de otra. Los gemidos llegaban a llanto de dolor pero llenos de una alegría infinita que no podría explicar a la perfección sin verme profundamente herida en mi corazón.
Me incorpore de inmediato y me levanté de la cama. Alcancé a ver una cara en la penumbra, era él dándole gusto a ella, tenía que ser ella pues lo que me dijo antes de caer rendida, era más que suficiente prueba para pensar con certeza que él me estaba traicionando con una de mis amigas. Qué mente! Qué corazón! Por qué aceptar una proposición como esa?
Dios!! Las náuseas venían desde lo más profundo de mi abdomen y se atoraban en mi garganta pues las lágrimas que rodaban por mejillas eran más potentes y regresaban a su sitio todo el coraje que de lo más hondo de mi ser brotaba.
Por qué a mi?, volteé a buscar un mejor ángulo, no para ver sino para hacerme notar y que él que estaba incorporado lo notáse y alcanzar a ver la reacción que él tendría al sentir y ver mi presencia en la penumbra de aquella clara-oscura noche; que estaba siendo más cómplice de ellos que de mi misma.
Las cosas no quedaron ahí, él me sintió, el me vió y sus ojos con cieto dejo de tristeza bajaron a proseguir con la tarea que había empezado, total ya habría muchas horas de días para disculparse.
No pude más...
Un gran grito se ahogó en mi garganta, las lágrimas no pararon de brotar así que mi subconciente pasó a segundo plano y yo volví en mi, desperté y mi grito se dejó escuchar por fin.
Las formas, las caras, los sonidos, los olores, todo aquel ambiente; la cara de él viéndome con esa extraña sensación de culpa-arrepentimiento en su rostro, llegaron a mi mente una vez más enfatizando aquellos rincones oscuros en donde ella gozó con tanta alegría y desinhibición. Su placer fue extremo y él no se turbó ni un segundo en hacerla feliz, ella estaba
cargada de energía, ella era ella en cada penetración, ella era Eva sin más fronteras, sin un ápice de verguenza hacia mi, solo ella y él, sólo ellos dos fundiéndose en una conjunción de seres en uno solo.
Mi vida no tenía nada que ver con ellos dos. Ya habría tiempo para las disculpas, ya habría tiempo para verguenzas y excusas varias.
Mis lágrimas no dejaron de brotar en lo que quedó de noche, la soledad me abrazó en ese momento y sentí su calor errante
sentí que tanto deseo humano no podía ser para mi jamás, tenía que comprender con demasiada mesura y rapidez que todo había
acabado hacía tanto tiempo que nunca podría volver. Se estaba dando paso a otro nivel.
Mi mañana fue ligera pero mi corazón estuvo contrito, no dejo de sentir todavía aquel momento lleno de ese extraño senitmiento; de placer con alguien a quién no se conoce. Mi mente no deja de recordar esas caras llenas de deseo y de placer que me hicieron reconocer y dar un vuelco radical a mi vida......
Por otro lado la sala aunque estaba repleta de camas, el cuarto; mi cuarto, había solo una cama que al estar pegada a la ventana ofrecÍa una vista de la sala completa siempre y cuando ésta tuviera abierta la puerta de par en par.
Las cosas con mi novio no se habían sucedido muy bien de un tiempo a la fecha y sentía que el alejamiento se hacía más extenso con cada día que pasaba, mi situación emocional no era la mejor en esos momentos así que mi mente al estar tan ocupada pensando en ello no lograba discernir del bello presente que tenia día a día.
Mis amistades se habían reducido en importante número pues mis ocupaciones siempre diferentes unas de otras, lograban que
hiciera amigos de aquí de allá y de acullá. Basta saber que así como llegaban, se iban así que el cuidado que les daba a esas escasa amistades pues era de primera.
Una de ellas, por decir algo de las más actuales era una china de origen Chino, no china de los ojos o del cabello. Pues esta china se había pegado tanto a mi que me sentía confidente con ella y con todo lo que ella representaba, aunque había pequeños momentos de lucidez en donde veía claro y me decía a mi misma que solo estaba conmigo por tener una conexión que la ayudara en su estancia en este bello país.
La china no estaba de acuerdo con todo lo sucedido a mi persona en cuanto a amores se ofrece, así que por lo regular cuando hablábamos acerca de mi "novio", la situación se tornaba lenta y pesada, sin embargo y aunque a ella le caía mal siempre me dejaba expresar todo lo que había en mi pobre corazón dolido por esa lejanía absurda que se presentaba entre el hombre de mis sueños (literal) y yo.
Tanto era mi hablar de él con ella que esa noche abruptamente ella se escurrió por el suelo hasta dar con mi cama, mientras, yo lo observaba a él en el otro cuarto, cómo se iba a la cama metido en su piyama hecha de un material fresco y cómodo, para combatir el calor de hasta 25 o 30 grados por las noches.
El volteaba hacia mi y me hacía caras, caras de travieso y a modo de "buenas noches"; a lo que yo le correspondía con una sonrisa de oreja a oreja ya que a pesar de nuestras desaveniencias, el cariño persistía.
Mi seguridad consistía en eso, ensaberme querida y a la vez tomada en cuenta para esos pequeños detalles.
Angela llegó hacia mi, sigilosa, entre la oscuridad, chistándome a quedar callada mientras ella hablaba. Su´situación no había sido la mejor en el país así que de ella me podía esperar cualquier cosa, menos a lo que estaba a punto de decirme..
Mis fuerzas se fueron cuando por la escuché, hablaba con tanto ahínco y con una enorme sonrisa en la boca que no me hacía dudar de ninguna de las palabras que brotaban de su boca, llegó el momento de la verdad para sí misma, el reconocer sus sentimientos hacia una persona diferente físicamente como culturalmente y estos estaban volcados hacía "MI" novio, hacia él y solo hacia él. Sus palabras sonaban tan convincentes que pronto empecé a sudar y al voltear a verla a los ojos, vi claramente que ella lo miraba sin perderlo de vista. Sus ojos estaban nublados de amor o al menos eso ella decía y por consiguiente le tapé la vista. Jamás me había dado cuenta que tanto le quería o decía quererle hasta ese momento, que vi con desesperación que ella me apartaba para seguir observándolo.
Su petición era clara: me estaba pidiendo permiso para tener un encuentro sexual casual con él. Y yo al escucharla sin chistar me opuse tajantemente; pero ella estaba decidida.
La noche se hacía larga y mi cansancio fue tal que me perdí por completo en un sueño profundo del cual ya no pude salir hasta que los gritos y gemidos entraron claramente a mi oído y mi consiente salió al encuentro para ver con ojos soñolientos pero alertas que a través de la ventana se veían las sombras negras de dos personas y digo de dos personas porque las
piernas de alguien estaban claramente en los hombros de otra. Los gemidos llegaban a llanto de dolor pero llenos de una alegría infinita que no podría explicar a la perfección sin verme profundamente herida en mi corazón.
Me incorpore de inmediato y me levanté de la cama. Alcancé a ver una cara en la penumbra, era él dándole gusto a ella, tenía que ser ella pues lo que me dijo antes de caer rendida, era más que suficiente prueba para pensar con certeza que él me estaba traicionando con una de mis amigas. Qué mente! Qué corazón! Por qué aceptar una proposición como esa?
Dios!! Las náuseas venían desde lo más profundo de mi abdomen y se atoraban en mi garganta pues las lágrimas que rodaban por mejillas eran más potentes y regresaban a su sitio todo el coraje que de lo más hondo de mi ser brotaba.
Por qué a mi?, volteé a buscar un mejor ángulo, no para ver sino para hacerme notar y que él que estaba incorporado lo notáse y alcanzar a ver la reacción que él tendría al sentir y ver mi presencia en la penumbra de aquella clara-oscura noche; que estaba siendo más cómplice de ellos que de mi misma.
Las cosas no quedaron ahí, él me sintió, el me vió y sus ojos con cieto dejo de tristeza bajaron a proseguir con la tarea que había empezado, total ya habría muchas horas de días para disculparse.
No pude más...
Un gran grito se ahogó en mi garganta, las lágrimas no pararon de brotar así que mi subconciente pasó a segundo plano y yo volví en mi, desperté y mi grito se dejó escuchar por fin.
Las formas, las caras, los sonidos, los olores, todo aquel ambiente; la cara de él viéndome con esa extraña sensación de culpa-arrepentimiento en su rostro, llegaron a mi mente una vez más enfatizando aquellos rincones oscuros en donde ella gozó con tanta alegría y desinhibición. Su placer fue extremo y él no se turbó ni un segundo en hacerla feliz, ella estaba
cargada de energía, ella era ella en cada penetración, ella era Eva sin más fronteras, sin un ápice de verguenza hacia mi, solo ella y él, sólo ellos dos fundiéndose en una conjunción de seres en uno solo.
Mi vida no tenía nada que ver con ellos dos. Ya habría tiempo para las disculpas, ya habría tiempo para verguenzas y excusas varias.
Mis lágrimas no dejaron de brotar en lo que quedó de noche, la soledad me abrazó en ese momento y sentí su calor errante
sentí que tanto deseo humano no podía ser para mi jamás, tenía que comprender con demasiada mesura y rapidez que todo había
acabado hacía tanto tiempo que nunca podría volver. Se estaba dando paso a otro nivel.
Mi mañana fue ligera pero mi corazón estuvo contrito, no dejo de sentir todavía aquel momento lleno de ese extraño senitmiento; de placer con alguien a quién no se conoce. Mi mente no deja de recordar esas caras llenas de deseo y de placer que me hicieron reconocer y dar un vuelco radical a mi vida......
4 comentarios:
los sueños son extrañas ventanas del alma amiga, no significan a veces nada, pero si reflejan nuestros sentimientos en esos momentos.
Me bastó leer la primer línea para que me encariñara con tu blog.
Saludos y un abrazo :)
ya no te gusto la nopalera :P
Hola.
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