Las playas de los mundos infinitos, la sonrisa
de los niños.



Sé parte de la escafandra!

domingo, 27 de marzo de 2011

Y ME MORDIÓ

Esa noche vagaba por las afueras del pueblo, me sentía un poco obnubilada por aquella bebida que había tomado en el hostal, por lo que decidí salir a tomar un poco de aire fresco. La noche era tibia, una noche de otoño como cualquier otra, la luna lucía una tenue luz mortesina, y mi andar era sombrío. Mis pensamientos echaron a volar a aquel día en que lo conocí, llevaba su camisa azul con una corbata en contraste, su cabello recortado y su sonrisa afable. Primero conocí su voz, luego su persona, es del tipo de gente que llega para no irse jamás de tu mente y tal vez de tu corazón. Mi pensamiento abstracto en esta figura hizo que mi cuerpo llegara a los límites del bosque, se me olvidó que en esos días la gente del pueblo tenía prohibido llegar hasta ahí! Mi mente seguía pensando en él, caminé sin premura adentrándome en ese pequeño pero lóbrego paraje; se contaban muchas cosas siniestras de ese lugar pero lo que más me causó escalofríos fue el saber de las recientes muertes de dos jóvenes mujeres que habían sido llevadas ahí. Seguí caminando y las sombras empezaron a envolver mi ser, claramente sentí como una especie de oscuridad distinta caminaba a mi lado, mi piel de inmediato se erizó y mis cinco sentidos se alertaron al máximo al sentirme observada. Fue la primer vez que pude soportar estar sola en tan tremenda oscuridad; por lo regular sufro de una terrible fobia a la oscuridad, pero esa noche, era diferente para mi, las sombras se cernían en mi humanidad, sentía que me atacaban pero una fuerza interior tremenda expelía ese miedo tan atroz que otras veces me había llevado directo al doctor, mi cuerpo se sentía bien dentro de ella, solo la incesante oscuridad que empezaba a tocar mi piel por momentos erizada. Mi caminar fue exhaustivo, lento pero vigoroso, capaz de disfrutar cada uno de mis pasos recorrer ese sendero con lascivia. La emoción que sentía a cada paso era indescriptible, el ver y sentir como las ramas de los árboles se abrían a mi paso, mi mirada penetraba la oscuridad buscando un motivo por el cual seguir, sin embargo mis pies entonaban un suave ritmo cadencioso y lastimero, mi cuerpo se llenaba de una energía desconocida hasta ese momento. Por fin, mis ojos captaron una tenue luz a lo lejos, mis pies comenzaron a moverse más rápidamente y en un sólo parpadeo había llegado a ese lugar. Mis ojos adquirían una vista asombrosa todo era luz ante mí, el miedo se tornó en gusto, en alegría y un incesante palpitar hizo que mi corazón me volviera a la realidad. Ahí estaba, firme, con una tez adusta pero bien formada, su nariz era recta como la recordaba, sus ojos tan profundos pero a la vez serenos y con una intensa mirada que se clavó en mi ser. Su cabello metódicamente peinado y su ropa limpia y bien alineada a su cuerpo; su mirada era penetrante, su voz ronca y de buen volumen me preguntó el por qué de mi presencia. Mi mente buscaba una respuesta idónea para tal pregunta, sin embargo el embeleso que me provocaba su estoica figura hizo que sólo atinara a decir que sentí su llamado; en su rostro se dibujó un sonrisa maquiavélica, diabólica, pero a la vez intensa, la cual ya conocía a la perfección y supe en ese momento que estaba a su merced. Mis manos comenzaron a temblar repentinamente,y él al notar mi cuerpo sacudirse se levantó de inmediato como si oliera la adrenalina que salía de mi ser, como si aquel olor a miedo le indujera un misterioso sentimiento de deseo. No supe que hacer, toda actividad en mi cerebro había quedado invalidada, sin embargo el instinto de supervivencia hizo que mi cuerpo girara sobre un mismo eje y me dí la media vuelta; en ese instante sentí su presencia tras de mí, su cálido aliento rozando mi piel me rodeó con sus fuertes brazos me tomó de la cintura y sin saber que hacer sólo me dejé llevar por esa adrenalina que se siente al estar en un lugar prohibido. Su ser pegado a mi espalda, oliendo mi cabello, oliendo mi sudor, oliendo mi ser hundiendo su cabeza en mi cabello como si con ello trajera a su mente aquellos días en los que fuimos el uno del otro, en los cuales era un simple mortal abandonado a la pasión.... Mi mente se nubló nuevamente y mis manos lo abrazaron, mis labios fueron a su cara y el sólo roce de los suyos hicieron que mi cuerpo vibrara por segundos que parecieron una eternidad. Mi mente solo requería divagar en esas viejas pero ansiadas sensaciones y mi cuerpo reticente sucumbió ante el mortal ataque. Fueron sólo segundos, mi cuerpo endeble quedó a merced de mi atacante, mi cuello sufría ya las huellas de sus blancos y fuertes dientes caninos, al despertar, mi mano subió a mi cuello y me dí cuenta que había rastros de sangre. Por fin había sufrido lo que tanto temía, ahora sería suya para siempre y mi escapatoria sería vana.

Su marca quedó en mi desde hacía mucho tiempo y ahora su sangre era parte de la mia......

4 comentarios:

reptilio dijo...

yeah! cosas siniestras

PRIMERAS! a wi wi

la MaLquEridA dijo...

¿Eres una Bati Gaviotica?.

aLe dijo...

Uhhh que oscuro pero muuuuy lindo!!

Anónimo dijo...

uyyyyy q mello ñaca ñaca ñaca..... jajaja