ARRANCAME LA VIDA

Hace muchisimo tiempo conocí Puebla, fui por cuestión de trabajo y le
siguieron muchas veces más por placer y por amor.
Puebla a pesar de ser una ciudad sucia en mi opinión, me pareció la ciudad
colonial más bonita que haya conocido.

En ella degusté todos sus platillos tradicionales, bailé en plena plaza,
visité muchisímos de sus templos, conocí lugares prehispánicos, conocí la
forma de ser de los poblanos pero sobre todo conocí el amor.
Sí, sé que me enamoré en aquel pedazo de patria, y fue una etapa de mi vida
realmente bella.
El día en que leí el libro de Ángeles Mastreta

"ARRANCAME LA VIDA"

supe que
mi visión de la Puebla actual a la Puebla colonial no estaba muy distante.
Esa mujer sabe lo que hizo con ese libro, define a una Puebla llena de color,
de tradición y de gente con carácter que supo salir adelante a pesar de las
adversidades que sus malos gobernantes pusieron en hombros de un pueblo ya de por sí
dolido por las carencias arrastradas de hacía siglos atrás. Sus personajes
son realmente buenos el histrionismo con que se maneja en cada uno de los
guiones hace que el lector quiera seguir leyendo.
En más de una ocasión me adentré en los personajes, sobre todo en aquel
campo color naranja lleno de Cempazuchitls en donde el amor llegó sin tapujos
y sin visionismos, los dos cuerpos se entregaron al unísono del llamado de
la carne.
El libro me arrancó el aliento, y me hizo reenamorarme de esa ciudad que visité
hace mucho tiempo pero que las imágenes que mis ojos captaron no siguen en
mi memoria, sino en mi corazón.
El amor de aquellas tierras feneció al año y aunque sufrí por varios años más,

ahora

ocupa un lugar en mi corazón,

pero el amor por ese suelo, por ese bello lugar

sigue latente en mi esencia.
Es por esto que el libro me pareció una copia al carbón de la Puebla de la que
me enamoré.