......A Doña
Cristy no pareció importarle mucho, ya que para ella ese pequeño detalle de
crecimiento le había ahorrado años de gastos en pañales, leche, etc etc.. así
que para ella no era más que una bendición pues ya entrada de años, su supuesto
problema se había arreglado en cuestión de horas por tal vez cosas del mismo destino.
Sin embargo todo estaba cambiando para María, así como para Tlapacoyan, las grandes tiendas trasnacionales habían dado con aquel paraíso y eso había creado cierto progreso en la pequeña localidad. Los mercados donde se solía oler a yerba fresca, estaban siendo sustituídos por aquellos enormes consorcios donde la gente pobre como ella no tendría cabida a menos que se viera obligada por las circunstancias a gastar hasta el último centavo que regularmente ella ganaba con bastante dificultad, así que por lo pronto María tenía que regresar a su ruda realidad, en donde las cosas no habían quedado ahí, estaban congeladas esperando en forma latente a que
María siguiera con su rutina diaria pues hacía mucho tiempo el destino le había encargado la misión de atender a sus dos hijos, claro está no
eran de ella porque ni casada ni apronte de novio tenía la desafortunada mujer, así que lo
único que podía era ayudar a esos dos chiquitines a bien salir del embrollo de
vida que les había tocado, por lo que en ese momento decidió llevarlos a la
tienda del centro comercial que estaba más pronto a su casa. Los niños debían divertirse a
como diera lugar y la tienda estaba atarragada de gente. Las ofertas iban y
venían y todos compraban cosas, cosas que María también deseaba comprar pero su
escasa solvencia económica solo alcanzaba para llevar a los niños a empañar
vidrios de las tiendas lujosas.
A los niños no les importó
sobremanera el actuar de María, ellos solo querían salir de la casa, salir del
hastío en el que la vida los había sumergido varios años atrás. Estaban realmente urgidos de comprensión, amor y atención, cosa que María muy a duras penas les proporcionaba, pues ni ella misma las tenía en esos momentos.
Para esas horas los niños corrían
por toda la tienda jugando a las escondidas y María resignada a su situación
corría con ellos para olvidar por unos momentos las penurias que la vida le
había deparado.
En ese instante María al
esconderse de los niños, entró a una especie de oficina formada por algunos
racks de ropa en los cuales vió sentada a una mujer con unos papeles en la
mano y a otra leyéndolos ávidamente. María se acercó poco a poco al
reconocer aquella inolvidable voz; Doña Cristy estaba ahí en el registro civil
que la tienda había abierto recientemente para la comodidad de los clientes,
ella a sus casi 74 años estaba registrando a la bebé pero María no estaba
comprendiendo la verdadera razón de ocultarle la invitación de ir con ella, por
qué mandarla al centro comercial cuando bien habría podido acompañarla?
María algo menos que sorprendida,
buscó la manera de acercarse sin asustar a su madre, la cual al sentir la
presencia de su hija la instó a que se acercara a leer el documento para que
así...........