...Estaba aquella casa de los vecinos, todavía nadie se explicaba cómo le habían hecho para conseguir remodelar su casa. Los transeúntes iban y venían mirando de reojo aquella obra en ciernes. La arena tirada en la acera hecha montón, los hacía bajar a la calle y proseguir el camino uno metros mas adelante.
Cuando mi caminar se hizo lento fue para voltear más allá de las viejas puertas de esa casa, se veía a lo lejos gente trabajando en la obra, unos iban y otros venían cargando material para seguir levantando bardas.
Cuando llegué a casa mi madre esperaba ansiosa mi llegada, las preguntas no se hicieron esperar y todas fluyeron como chorro de agua al abrir la llave. Mi casa no era la mejor, por el contrario sus cien años de antiguedad habían hecho estragos en agunos cuartos cediendo sus techos al peso del agua de algunos torrenciales pasados; el gran patio con sus cuatro columnas siendo testigo de muchas fiestas se veía desquebrajado y su color azul que tanto nos gustaba estaba raído y descarapelado, los cuartos del fondo lucían viejos pero su comodidad era infinita y su frescura en tiempos de calor hacían de ellos un paraíso del que nadie quería salir.
Corrí al fondo, la gente que estaba ahí tomaba medidas de todo, anchos, largos, altos y checaban con cuidado el material del que estaban hechos tomando muestras de cada ladrillo. Mi confusión empezó a hacerse grande; ¿qué querían todos ellos en mi vieja pero querida y adorada casa?
Ahora mismo corro con mi madre.
_ Hija, no pasa nada; el gobierno vino a la casa porque la quieren remodelar para que nuestro vecindario se vea más bonito.
_ Ma, las cosas no son así, el gobierno viene a ver lo que hay dentro de esta casa, tomar nota y subir impuestos. A ellos no les interesa que se vea bonito el vecindario.
_ Pero mira, mija todo lo que están trayendo la van a dejar muy linda, ¡ya verás!
Poco tiempo después mi casa lucía diferente por no decir bonita, ya que en realidad lo era, mis paredes con olor a humedad habían desaparecido, los cuartos habían bajado su altura y el calor era insoportable, al patio lo había tapado y el aire que por el entraba no se sentía ya más.
_Las casas como las personas cambian mija, siempre debe haber un cambio y este debe ser bueno.
_Si mamá pero extraño mi casa, la casa que me vió nacer, a esa si la extraño.
_No te pongas triste! Mira te compré este vestido verde, póntelo! Verás como luces muy bonita.
Ese día mi tristeza fue comprada con un nuevo vestido, un bello vestido verde de tirantes hermoso en realidad, como el verde de la fachada de mi nueva casa....
Cuando mi caminar se hizo lento fue para voltear más allá de las viejas puertas de esa casa, se veía a lo lejos gente trabajando en la obra, unos iban y otros venían cargando material para seguir levantando bardas.
Cuando llegué a casa mi madre esperaba ansiosa mi llegada, las preguntas no se hicieron esperar y todas fluyeron como chorro de agua al abrir la llave. Mi casa no era la mejor, por el contrario sus cien años de antiguedad habían hecho estragos en agunos cuartos cediendo sus techos al peso del agua de algunos torrenciales pasados; el gran patio con sus cuatro columnas siendo testigo de muchas fiestas se veía desquebrajado y su color azul que tanto nos gustaba estaba raído y descarapelado, los cuartos del fondo lucían viejos pero su comodidad era infinita y su frescura en tiempos de calor hacían de ellos un paraíso del que nadie quería salir.
Corrí al fondo, la gente que estaba ahí tomaba medidas de todo, anchos, largos, altos y checaban con cuidado el material del que estaban hechos tomando muestras de cada ladrillo. Mi confusión empezó a hacerse grande; ¿qué querían todos ellos en mi vieja pero querida y adorada casa?
Ahora mismo corro con mi madre.
_ Hija, no pasa nada; el gobierno vino a la casa porque la quieren remodelar para que nuestro vecindario se vea más bonito.
_ Ma, las cosas no son así, el gobierno viene a ver lo que hay dentro de esta casa, tomar nota y subir impuestos. A ellos no les interesa que se vea bonito el vecindario.
_ Pero mira, mija todo lo que están trayendo la van a dejar muy linda, ¡ya verás!
Poco tiempo después mi casa lucía diferente por no decir bonita, ya que en realidad lo era, mis paredes con olor a humedad habían desaparecido, los cuartos habían bajado su altura y el calor era insoportable, al patio lo había tapado y el aire que por el entraba no se sentía ya más.
_Las casas como las personas cambian mija, siempre debe haber un cambio y este debe ser bueno.
_Si mamá pero extraño mi casa, la casa que me vió nacer, a esa si la extraño.
_No te pongas triste! Mira te compré este vestido verde, póntelo! Verás como luces muy bonita.
Ese día mi tristeza fue comprada con un nuevo vestido, un bello vestido verde de tirantes hermoso en realidad, como el verde de la fachada de mi nueva casa....
5 comentarios:
muchas gracias por hacernos confidentes de tan bellas y profundas letras insigne y sensible escritora, un besin de esta amiga admiradora.
changos
yo tengo una historia parecida con el "helado de vainilla y chispas de colores"
nunca mas me volvi a comer uno
buen fin de
Yo espero no tener una historia triste semejante.
Bien, me acabas de animar a pintar el cuarto :)
Es triste que las casas y las personas cambien, yo también extraño mi antigua casa y mis antiguas amistades.
Saludos-aullidos
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