NO pude más mi incapacidad por recordar y mi ansiedad por irme al castillo hicieron presa fácil de mi cuerpo y mente y de un salto veloz y ágil alcancé el sendero opuesto por donde había llegado, ya más alejada de aquella situación, cambié mis andrajos por la ropa de aquella bella doncella y en aquel momento recapacité que la había dejado sin ropa alguna para cuando terminaran el acto sexual más erótico y fino que había yo presenciado en toda mi vida, pero acaso había presenciado más?
Mis pensamientos de alto nivel de lujuria hicieron que me ruborizara,corrí de regreso al lugar de los amantes para dejarle mis harapos a la pobre mujer que yacería desnuda buscando una solución al menudo problema que le había dejado.
Al llegar acelerada a aquel sitio vi con tremendo espanto que estaban rodeados, la amorosa situación antes presenciada ahora era una situación bochornosa y a la vez de extrema vigilancia.
Los soldados del rey habían ido a buscarles, ellos estaban apenados ante tanto soldado y lo menos que podían hacer era llorar desesperadamente por lo que estaban viviendo.
Uno de los soldados alcanzó a escuchar mis pisadas y de un rápido movimiento, alcanzó mi endeble brazo, aziéndolo fuertemente y llevando consigo de un salto hasta hacerme caer junto de los demás. Todos se sorprendieron de verme y al unísono soltaron un gemido de sorpresa que claro sentí, los hizo pensar un instante antes de proseguir, voltearon a ver a la chica desnuda, la dejaron por la paz y me tomaron a mi junto con el amante que notablemente confundido de un jalón tomó sus ropas y caminó junto al séquito que a una orden habían compuesto una formación infinitamente exacta de 4 por cuatro. Todos caminaban a la par sólo el amante y yo íbamos con paso más rápido pues no alcanzábamos a dar la zancada tan grande como ellos.
Mi cabeza daba vueltas, no sabía que sucedía, por qué me tomaron a mi y dejaron a la otra, a aquella mujer que su único delito había sido entregarse al hombre que parecía amaba con todo su corazón, algo sucedió, los soldados con su mutismo inquebrantable no respondían a ninguna de las cuestiones que yo les formulaba sin parar.
Caminamos sin detenernos por varias horas, mis piernas sentían desfallecer, pero había que caminar, el hombre también estaba exhausto, sin embargo no perdía en absoluto su aire apuesto y ahora sereno.Se le veía dubitativo, pensaba y volteaba conmigo, su rostro era un mar de expresiones hacia mi persona.Así transcurrieron varios minutos y por fin a lo lejos pude ver las grandes paredes de la fortaleza erguida sin que el más mínimo esfuerzo de
cualquier ola le hubiese hecho daño......
2 comentarios:
wow cada vez me engancha más este relato! quiero máaaaaaaas y máaaas jajaja
Me encanta tu redacción corazón.
tqm.
Que siga que siga por favor!
Esta bueno este relato de indúes que les gusta comer carne en cuaresma..... digo eso por que cuando era niño, mi maestra de catecismo decía que "fornicar" significa "comer carne en cuaresma".... ja ja ja ja... no me canso de ese chiste
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