La tormenta aquel Agosto se desató con estruendosos relámpagos, apenas iniciaba el ciclo y no se veía nada bien.
El cielo era cada vez más amenazador y las personas en su ir y venir nunca se dieron cuenta de eso, mi sexto sentido me decía que debía alejarme de ahí lo más pronto posible y así lo hice, caminé y caminé, buscando un roble donde cobijarme, buscando una posada donde llegar y dejar mi cansada humanidad.
Por fin vi una luz y me detuve, no sin antes ver al interior del sitio y asegurarme de que el lugar fuera bueno para mi.
Estuve ahi por un tiempo, el trato fue amable pero sentía un poco de desconfianza hacia mi persona, no entendía el por qué, si mi forma de ser siempre ha sido sin dobleces.
Por lo que decidí volver para el lado de la tormenta, andando pasé un tiempo y cuando por fin llegué a la orilla, me adentré nuevamente a sabiendas que tal vez me iría un poco mal; sin embargo quería estar ahí, Adoraba aquel lado!
Y estuve ahí, la lluvia fue cruel conmigo, acabó con mi ser, con lo poco que me quedaba, aún así creí que estando de aquel lado la tormenta terminaría, pero ésta no amainó, sus relámpagos azules caían sin cesar cerca de mi y lastimando mi piel pero sobre todo acabando con mi espíritu, la demás gente se alejó de ahí, sin embargo permanecí fiel hasta pasar un largo período, la tormenta siguió y siguió solo el que estuvo en el ojo de la tormenta sobrevivió y lo hizo ayudándole a lanzar relámpagos azules.
Aquel día parecía un día normal, sin embargo fue el día más fuerte, los vientos se desataron contra mi como una endeble tabla en el mar, no pude más, me fui de ahí. Me fui huyendo como aquel perrito golpeado a mas no poder por su amo y sin saber siquiera el por qué la tormenta me trataba así.
Fueron días difíciles, anduve vagando, por lugares inhóspitos, sin rumbo fijo ni dirección, todo apuntaba a volver hacia aquel lugar en donde se desconfiaba de mi.
Lo pensé mucho y cuando por fin decidí volví y el dueño me recibió con gusto.
Dejé libre a la tormenta en Enero, decidí olvidarme de todo, dejarle libre para que siguiera su rumbo, y así lo hizo. Se convirtió a tormenta tropical, sus fuertes vientos amainaron y su rumbo cambió totalmente. Por fin, un día viendose libre cambió su rumbo y encontró otro lugar.
Ahora solo me queda ver de lejos como se mueve, como cambia de un momento a otro y ver que sin duda alguna todavía no es tiempo de relámpagos.
Desde entonces sigo pensando en la vida que llevé antes de que esta viniera y acabara con lo que me costó mucho hacer.
La época de sequía fue mala pero con tezón sembré muchas semillas y vi algo de ese fruto, fruto que no veré de nuevo, pero sé que lo sembré tan hondo que cuando sea época de lluvias el fruto saldrá tal y como yo lo imaginé.
SIN EMBARGO EL OLVIDO NO SE ME DA: NO NO NO PUEDO.
quando a chuva passar!!!
4 comentarios:
Hola...
Me gustó tu Blog... lo descubrí por un mensaje que dejaste con el Sender...
Y lo más curioso de todo, fue que hace poco platicaba con un amiga... y le decía que tenía puesta una escafandra... jajaja... y ahora me encuentro con que es el título de tu maravilloso espacio...
Dioscidencias...
Un saludo, desde Guanatos...
Por aki andamos 07 explorando la profundidad del corazón en el batiscafo de la vida!!
Que curioso, tu relato ha sido como un espejo en el cual ví reflejado parte de mi vida y mis sentimientos.
Me encanta la manera en que escribes.
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