Las playas de los mundos infinitos, la sonrisa
de los niños.



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lunes, 19 de diciembre de 2011

TODO SE....

Se veía venir, fueron días llenos de felicidad, tristeza, alegría, trabajo, flojera, amor, desamor, cariño, entrega, ganas de seguir adelante, tezón empeño, risas, llantos, experiencias,sueño, taaantas y taantas cosas que me sucedieron en ese lugar.
Mi taller lo empecé un primero de enero de 2009, con unos previos meses de preparación, fue un proyecto que comencé unos meses después de conocerle, mis pláticas con él eran tantas que pronto le conté mi proyecto, fue muy curioso que de pronto los dos hablábamos de mi proyecto, su apoyo moral, económico y profesional fue determinante en el desarrollo del mismo.
Cada uno de los trabajos que llegaban a mi taller, se me hacía tarde por venir a contarle y así transcurrieron meses, todo cambió, fue y vino, se volvió a ir y volvió a venir; todo en un abrir y cerrar de ojos, en un ir y venir pero mi proyecto seguía en pie, todo se derrumbaba entre nosotros, pero el taller seguía en pie, dando frutos para muchas cosas. Ahí conocí gente tan humilde como gente tan importante, gente tan humilde y prepotente como gente importante y prepotente, todo era parte de los gajes de mi oficio.
Así pasó un año completo, él volvió y mi taller seguía fiel a un empeño sin igual que puse en él; esperando que un día me cayera de sorpresa para conocer físicamente lo que tanto habíamos platicado.
Pero el tiempo pasa inexplicamente rápido, inexorable, callado, silencioso, esperando cambios leves pero radicales en la vida de quién se le pone enfrente.
Así se llega a la cúspide de otro año más, sólo que el proyecto llega a su fin. La falta de cuidado ha hecho estragos en él, ha quedado arrumbado esperando que llegue una oportunidad de una tarde completa para estar ahí.
Pero el tiempo no perdona, los dos se han ido mi proyecto se volvió añicos, no hay nada de él, solo quedan muebles unos sobre otros, queda un local vacío, como está quedando mi corazón de ti.
Mis lágrimas no han cesado, no puedo creer que algo que empezó con tanto amor, se esté yendo como brisa pasajera, como suave brisa de verano que viene y se lleva todo para no volver.
Mi taller se fue, mi taller se fue y con él mi esperanza de volverte a ver.